sábado, 6 de agosto de 2011
Es... sinceramente, es dolor. Es consumirse en la misma llama una y otra vez, es romperse, es sentir como hay grietas en tu interior, como las mariposas en tu estomago mueren de hambre, es saber que tu corazón ya no late por nadie, ya no quiere latir por nadie... es conformarse. Y el amor, el amor no es conformarse... entonces, si no es amor, ¿qué es?. Un día te despiertas y todo lo que quieres se va, de repente te sientes como en una película, esperando a que salgan las cámaras y te digan: "era solo una prueba para saber hasta dónde podías aguantar si te destrozan la vida cada vez más". Te preguntas a ti mismo cómo has podido llegar a este punto. Piensas... "ni queriendo hubiera conseguido llegar a estar tan hundido". Entonces lo recuerdas... recuerdas lo que es estar sano, sin preocupaciones, sin dolor. Recuerdas que eras fuerte, que te reías sinceramente, que amabas con toda tu alma, que te creías invencible, que pensabas que todo era un regalo por ser buena persona todo este tiempo. Recuerdo... como solía ser la persona mas fuerte que conozco, como podían venir vientos y mareas incontrolables, que andaba entre ellos, y siempre con una sonrisa. Esa sonrisa que ha gustado a tantas personas, y que ha enamorado a algunas otras, y que ahora... ahora ya no es la misma. Una vez me dijeron, "si de verdad le importas a alguien, no la cagaría ni te haría llorar". Y yo... lloro mientras escribo, escribo mientras lloro. Estas palabras es lo escrito en cada lágrima que cae, plasmado en un papel. No quiero joyas, no quiero riquezas, no quiero ser el tío mas guapo, no quiero dominar el mundo... solo quiero estar bien. Yo no me he metido con la vida, así que no entiendo por que tengo que pagar tantas cosas. De verdad, ¿no hay nadie que se fije en mi cara de dolor debajo de esa sonrisa? ¿no hay nadie que me necesite? ¿no hay nadie que no pueda dormir hasta que yo pare de llorar? ¿Ya nadie va a decirme que soy lo más importante en su vida? ¿Nadie...? Entonces... ¿qué me queda?. Siempre he aguantado los problemas, las discusiones, el sufrimiento, por alguna persona que creía en mi sobre todas las cosas, una persona que necesitaba saber que me he despertado, que sigo respirando, para poder sentirse bien. Si ya no existe nadie así, ¿qué me queda? ¿cuál es mi razón para luchar?. Con los años he aprendido que después de la tormenta, nunca sale el sol. En mi mundo... después de la tormenta, viene un huracán. Entonces, ¿por qué debo luchar? ¿por qué nadar contracorriente? Sin razón, sin sentido, dejaré de nadar... Pero, ¿acaso le importará a alguien? ¿acaso alguien estará leyendo esto?. Si es así... y conociste a mi otro yo, por favor, recuérdame como tal, y no como este despojo que no puede parar de llorar, que se ahoga en sus propias lágrimas. Aquí me despido, ya no puedo escribir más, mis lágrimas han dejado de llevar palabras que pueda plasmar aquí, ahora... solo llevan dolor, restos de un alma rota y defectuosa, que se pudre en mi interior deseando salir, para así quedarme completamente vacío. Hasta que aparezca una nueva grieta en mi... adiós.