Hace demasiado frío como para que un ángel pueda volar. Mejor quedémonos en tierra, envuélveme en tus alas hasta el amanecer. Y luego, cien amaneceres más. Solo contigo, serán perfectos, uno tras otro. Hasta que un día salga el Sol por el Este, y ese amanecer será el más doloroso de todos, ya que volarás hacia las nubes, separándote de mi. ¿Qué puedo decir?. Te esperaré hasta que decidas volver a mis brazos, hasta que ya te hayas cansado de volar. Ojalá pudiera acompañarte princesa. Esas alas... yo también las quiero. Después de todo, estar con un ángel hace que tú también quieras ganarte el cielo.
