Venus siempre lo supo, le quería con toda su alma. Aun así, no podía tenerle, la única manera de estar a su lado, era que él muriera en sus manos y ascendiera al Olimpo. Pero esa idea nunca fue su objetivo, ella quería que él disfrutara de una vida humana, aunque tuviera que esperar lo que para ella sería una eternidad y así poder estar a su lado.
Tal muestra de este amor es que siempre que Perséfone desde el mismísimo inframundo hacía que él rozase la muerte para viajar a sus brazos, Venus intervenía para salvarle, y así continuar admirándole desde los cielos.
Cierto día, Perséfone le propuso un trato a Venus, ambas dos se convertirían en mujeres humanas. Intentarían seducir a Evan, de la manera que quisieran, y por última vez. Venus aceptó dicho trato, ya que no podía seguir separada de el corazón valeroso del joven Evan, pero no sospechaba que Perséfone, como la diosa del inframundo, tramaría algo.
El día acordado, Venus apareció delante de Evan, hermosa, sensual, aun en un cuerpo humano, su belleza de ángel era incontenible. Con sus palabras de amor, consiguió el corazón de Evan, y el, gustoso la acompañaría al Olimpo. Pero entonces Perséfone, disfrazada del primer amor de Evan se presentó delante de ellos, para proponerle a este una vida juntos, de lujuria y diversión. Para Evan, las armas de Perséfone fueron más efectivas, de tal manera que él quedó hipnotizado, siguiendo los pasos de ella hacia el inframundo.
Venus, llorando lágrimas de sangre por ver marcharse a su amado, era ante todo un ángel, por lo que decidió proponerle a Perséfone un cambio, sus alas por la vida de Evan. Perséfone captada por la codicia, aceptó el trato. De esta manera, Venus quedaría atrapada en ese cuerpo para siempre.
Lo que Perséfone no esperaba es que con este cambio, Venus podría disfrutar del amor de Evan, sin necesidad de que él muriera. Los dos vivirían una vida humana, aunque hermosa.
De esta manera, Perséfone tuvo que contemplar durante muchísimos años, como Venus y Evan vivían felices su amor, que superaba todas las barreras entre personas y ángeles, para al final morir juntos. Y apiadados por los demás dioses, ascender al Olimpo, y así disfrutar de su mayor deseo, una vida eterna y por supuesto... un amor eterno.