jueves, 30 de junio de 2011

Sueños

Si nos dijeran que se puede disfrutar por un momento de todo lo que pidamos, diríamos que esto no es posible, que no se nos puede conceder el placer de disfrutar de absolutamente todo lo que queramos, aunque solo sea por un momento. Sin embargo, los sueños son capaces de cumplirlo. Esas cosas que deseamos con todas nuestras fuerzas, que ansiamos tener, que necesitamos y suplicamos. Esas cosas que parecen estar fuera de nuestro alcance, al final de un largo camino que no podemos recorrer, que no se nos ha dado el derecho a recorrer. Solo podemos quedarnos de pie, mirando al final de ese camino, toda nuestra felicidad. Y de repente, una noche fría, allí están, todos nuestros sueños hechos realidad. Cada uno conseguimos todo lo que de verdad queremos. Unos sueñan con lujos, otros con la realización de si mismos, y otros simplemente con un amor no correspondido que ahora, por un momento, si lo es. Durante ese momento la felicidad nos invade, todo es perfecto y sentimos todo a nuestro alrededor, y lo disfrutamos. Pero llegado el momento todo se ve borroso, la felicidad se aleja... y los sueños se acaban. Abrimos los ojos y solo encontramos la almohada, junto con una sensación de decepción, incluso de pena por descubrir que todo era eso, un sueño. Unos vuelven a dormirse, aferrándose a ese momento y esperando que vuelva. Otros, en cambio, pasan horas mirando al techo, pensando, ideando y maquinando todas las formas posibles de hacer realidad sus sueños, o tal vez, de aprender a vivir sin ellos.