Ella mira hacia atrás, le ve marcharse con la cabeza alta, creyendo que lo hace porque está listo para olvidarla, y que lo hará sin dificultades. Piensa que quizás solo fue una piedra en su camino, un error en su vida.
Pero lo cierto es... que ella va con la cabeza baja porque se arrepiente de lo que ha hecho, como si de un asesinato se tratara, hacia su propio corazón. Y lo cierto es que él va con la cabeza alta para no mirar al suelo, donde poder dar unos pasos que le guiarían a ella, a un beso furtivo, a una nueva disculpa, y a la vez a nada...
Por esta razón, hasta que los dos se miren a los ojos y digan lo que sienten, sus corazones se esquivarán como si de balas se tratasen, el uno al otro... pero a la vez, se atraerán más que nunca, con más fuerza que nunca, con más amor que nunca.
Él no lo sabe, pero volverá a ser hipnotizado por sus preciosos ojos. Ella no lo sabe pero volverá a enamorarse de su dulzura. Ellos no lo saben, pero se quieren como lo haría cualquier romántico olvidado, se quieren como para un segundo... y como para una vida.