viernes, 15 de marzo de 2013

La razón de que algunas personas detesten los finales felices es por el simple hecho de que en el fondo de su corazón, desesperada e irrevocablemente, añoran uno. Un final feliz que trastoque su mundo, que les haga salir de su infeliz vida. Desean que alguien o algo aparezca de la nada y les salve de su sufrimiento. Pero lo que no saben estas personas es que en la vida no hay solo un final feliz, hay cientos de ellos. Y a la par existen cientos de finales tristes. La vida no se rige por ninguna regla. La vida es, y será siempre, un inesperado suceso tras otro, feliz o triste, a veces ambos a la vez. Aquel que sepa amarlos todos y cada uno de ellos quizás no tenga ese "final feliz", pero si habrá tenido una vida plena.