viernes, 4 de octubre de 2013

Puede que todo esto os parezca estúpido. Puede que algunos rechacen mi opinión. Puede que la mayoría de vosotros no lleguéis al final de este escrito. Puede que de hecho, no esté aportando nada al mundo. Puede que esto sea olvidado, incluso que yo también lo sea. Pero mi ideal no caerá en el olvido, permanecerá en la mente de una persona hasta que de alguna forma u otra pase a otra. Ese es mi objetivo, mi meta. Y cuál es ese ideal, os preguntaréis... pues una súplica hacia vosotros, hacia esas personas que no se sienten realizadas, que se sienten encerradas, asfixiadas y solas en este vasto mundo. Todas esas personas que sufren cada día por la muerte de otro, o de uno mismo. Esas personas que viven sin vivir, que tienen miedo a salir al mundo y gritar que están vivos, que existen, que son grandes. A esas personas os suplico, sin más, que seáis felices. La felicidad de cada uno reside en nuestro punto de vista. Nunca dejes que nadie te diga que no puedes serlo, no dejes que te corten las alas porque quizás hoy no estés preparado, quizás mañana tampoco... pero al final encontrarás la forma de verlo todo de otra manera, de aprovechar las pequeñas cosas, de mirar al cielo y darte cuenta de que tu límite solo está en lo largos que puedan ser tus pasos, que hay tanta belleza, tanto por descubrir, por explorar, por disfrutar. Tantísimas cosas que podrían cambiarte, sacarte de esa oscuridad que te rodea. El mundo es inmensamente grande y siempre habrá un lugar para ti en el que podrás sentirte vivo y encontrar por fin la razón por la que estás aquí. Simplemente abre tus horizontes y ve más allá de tus preocupaciones e inseguridades. Yo mismo intento expandir mis horizontes justo ahora, desde mi experiencia a la tuya. Intento conseguir lo que realmente me hace sentir vivo: hacerte comprender un concepto tan simple que quizás no pueda ser comprendido... se feliz.