Como una llamada del destino, como un salto en el camino. Todo lo que habías imaginado. Una sonrisa deslumbrante, unos ojos que te rondan o simplemente un ceño fruncido. Un sentimiento de euforia que te invade desde lo más hondo de tu ser. Unas manos frías, unos brazos que te rodean. Una noche juntos, una almohada compartida junto con muchos momentos. Una caricia mientras conduces. Un beso inesperado. El calor de tus abrazos, la sensación al escuchar tu voz. Las noches en vela. La complicidad. La confianza. La tranquilidad. La paz. En definitiva... la felicidad, tu felicidad, hecha persona.