martes, 22 de enero de 2019

Un recuerdo que, al contrario de su naturaleza, lucha por mantenerse. Se hace cada vez más fuerte, en lugar de pequeño. A pesar de no ser nombrado, a pesar de no ser revivido una y otra vez, a pesar de no querer que exista, permanece. Sin desearlo, sin apenas llegar a comprenderlo, simplemente vuelve a pasar por delante una y otra vez, hasta el punto de pensar que nunca más se irá. Espera los momentos de flaqueza, acecha en las noches frías, en los días nublados, en las tardes aburridas. Y de repente, ahí está. Una risa, una frase, un latido, una lágrima, un suspiro, un te quiero y, sobre todo, muchos errores. Ahí están. A pesar de todo. Permanecen.